Si llorás, me pongo el disfraz,
pero no quieras que sonría.
Si gritás, miro para atrás.
Si bailás, te marco el compás
pero no pidas que te aplauda.
Como una esclava, como un sastre, como maga, voy tirando de la soga para que calze la toga en vos. ¿Con qué espejo te haz cruzado para quedar tan cegado, confundido, obnubilado, con tan pobre resplandor?
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